En defensa de la constitucionalidad

Ante la crisis institucional que vive la Provincia, o, mejor dicho, la lucha de ambiciones y egoísmos de los mandamases de turno, los trashumantes de Río Grande queremos decir algunas cosas.

Lo que está sucediendo no es más que una demostración del grado de podredumbre
al
que ha llegado el sistema político fueguino.

Esta podredumbre alcanza a lo judicial, por supuesto. No de otro modo se
explican
los fallos del poder de turno en ésa área.

La podredumbre de la que hablamos es más amplia. Se la pudo ver en las marchas
que por estos días se han realizado en defensa de no queda claro qué. Si de las
Instituciones, si de la Democracia, si de la Constitución o si de “Cóccaro
gobernador, el pueblo te quiere”.

Se pudo ver allí una mezcla de bienintencionados vecinos con, por ejemplo,
punteros políticos de nefasta historia, ex funcionarios de nefastos gobiernos
anteriores y actuales y nefastos habladores públicos (o “periodistas”).

Decimos, los trashumantes, que lo que está en crisis no es este Gobierno, no son
estos poderes. Es, por ejemplo, la democracia representativa, esa hija de la
“trampita” que supieron tender los que hicieron la Constitución del país.

“El pueblo no delibera ni gobierna, sino a través de sus representantes”. Allí,
tal vez, encontremos una punta de esta madeja.

La Constitución fue redactada en 1853. Tal vez sea hora de caminar otros rumbos,
ya que estamos a 152 años de aquello.

Se oye hablar nuevamente – en el “Macondo” fueguino, como algunos nos llaman en
el norte – del “que se vayan todos”.

Pero… ¿para qué? ¿Para que se presenten todos nuevamente como candidatos?

Deberían irse todos, si. Pero sin “opción a vuelta”.

Lo que está podrido, fueguinos, es todo el Sistema. Entendido como lo político,
lo económico y lo cultural. El sistema en el que vivimos se llama Capitalismo.
Eso es lo que está irremediablemente putrefacto.

Habría que trabajar, como hormiguitas, en la construcción de otra cosa. De otro
Sistema. Más justo y democrático. Un sistema de vida que no sea el coto de caza
de las mafias que hoy vemos pelear por el poder. Una organización de la sociedad
que nos dé respuestas a todos.

¿Es muy delirante pensar en que somos capaces de construir una Provincia para
todos, sin mandamases?
Tal vez. Pero, ¿no es igualmente delirante seguir soportando el hedor de la
jauría que hoy se mordisquea por el poder?

Trashumantes Río Grande
Red Patagónica de Derechos Humanos y Sociales

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